Hoy tuve turno doble de dentista.
Léase, me pasé la mañana entera sufriendo la especialidad de la medicina que más detesto.
El tema es que el primer dentista me atendió a las 9:50 y demoró sólo un ratito. Y de ahí tuve una espera de hora y media hasta que se digne a atenderme la otra para la segunda parte del tratamiento.
En esa hora y media me pegué el embole del siglo viendo el partido de Boca (sí, me aburre el futbol).
De las 3 revistas que había, 2 eran Vogue (o sea revista de mina, con pinta de aburrida) y la única de "interés general" era una Edicion I, que la tenía una señora vieja que demoraba en leerla.
Esperaba sentado en los típicos asientos de sala de espera, esos tipo sillones anchos. Digamos, no para 3 personas, aunque 2 sobran. Yo, en el borde izquierdo; tranqui, sin molestar a nadie.
De repente llegó un señor de unos 70 años con otro, de unos 40. El menor (el hijo, deduje yo) tenía un claro retraso mental, pero no era síndrome de down. Fijate que era muy muy parecido al hermano de
Mary en la película
Loco por Mary.
Cuestión que durante ese largo rato con este flaco al lado mío, maquinaba yo "cuál de los 2 será el que se va a atender?. Hmm, seguro que el hijo. Y por eso vino el padre con él." "¿Qué problema dental tendrá?". Y tantos otros divagues intrascendentes que se te pueden ocurrir en ese tiempo.
Pero ocurre que en un momento el "padre" desapareció. Y quedé con éste, que movía las gambas nerviosamente.
En determinado momento hizo como que se acomodaba y se acercó un poquito.
Le di el beneficio de la duda.
Pero a los 5 minutos, otro movimiento rápido y ya lo tenía pegado a mí. Y en un pestañeo, lo tenía acariciándome la pierna. Levanté la vista, y me miraba a la cara.
Raudo me paré, me fui de la sala de espera y así estuve hasta que vi que otro asiento lejos se desocupaba. No llegó a ser nada serio, como se ve.
Yo creía que era mentira eso de que son gente horny. Evidentemente -empíricamente- veo que no es así, que eso no es un mito.